Si bien la tasa de inflación interanual de junio ha disminuido en España tres décimas respecto de la registrada en mayo, no deja de sorprender la persistencia de una tasa de variación interanual del 1,5% en medio de una recesión persistente y prolongada. Además, este presunto dato positivo se relativiza si se tiene en cuenta que la inflación subyacente (que excluye del cálculo del IPC los productos alimenticios no elaborados y los derivados del petróleo) se incrementa dos décimas respecto a mayo para ubicarse en el 0,4%. Esto vuelve a alertar sobre el incremento de los precios aún sin considerar el efecto de volatilidad de las materias primas en la composición del precio final. Por otra parte, la inflación mensual continúa también en junio en un 0,2%. En el caso de Castilla y León, el mes de mayo nos depara una variación interanual del 1,6%, también tres décimas por debajo del registro de mayo, y una mensual de 0,1%, una décima por debajo de su símil nacional.
Esta disminución de tres décimas de la inflación anual en España se explica fundamentalmente por la evolución de los precios en materias como transporte con una tasa del 5,3%, con más de dos puntos y medio por debajo de la registrada en mayo, debido a la disminución interanual en lubricantes y carburantes y vivienda, cuya tasa anual alcanza el 3,3%, lo que implica una disminución de cinco décimas debido a la reducción interanual de los precios del gasóleo para calefacción. No obstante, estas disminuciones se compensan con un incremento interanual de siete décimas en alimentos y bebidas no alcohólicas. En lo que respecta a la tasa de inflación mensual, los incrementos se concentran en los capítulos directamente relacionados con la estacionalidad estival como ocio y cultura (0,6%), hoteles, cafés y restaurantes (0,3%), así como alimentos y bebidas no alcohólicas (0,2%) y bebidas alcohólicas y tabaco (5,0%).
Por su parte, en el escenario de la evolución de los precios en Castilla y León, también las principales disminuciones de la tasa interanual las observamos en vivienda con un punto y dos décimas menos, transporte, con dos puntos y seis décimas menos que el mes pasado. Y al igual que en el ámbito nacional, el gripo bebidas alcohólicas y tabaco denota un cierto incremento que en este caso es de seis décimas. Por otra parte la inflación mensual se concentra también en los capítulo que denotan las mayores estacionalidades como hoteles, café y restaurantes (0,3%), ocio y cultura (0,4%) y también en bebidas alcohólicas y tabaco (5,2%)
De este modo, el comportamiento conjunto de los precios y salarios de la economía no augura por sí mismo un futuro auspicioso par los trabajadores. Así, el conjunto de asalariados de rentas medias y bajas de este país ven cómo avanza una especie de política de pinza en donde empresarios y gobiernos intentan inyectarle artificialmente competitividad a la economía española a través de una devaluación salarial que sustituya a la imposibilitada devaluación cambiaria. Esto no es ni más ni menos que la imposición de recortes al poder adquisitivo del salario vía el salario nominal, vía la pérdida de derechos laborales y la inclusión de medidas de flexibilización en las condiciones de la contratación laboral. Si a esto se le agrega la inflación estructural propia de la economía española que emerge aún en plena recesión, vemos cómo se produce una transferencia regresiva de ingresos desde los asalariados hacia los propietarios del capital. Esta es la política de ingresos que los trabajadores debemos combatir y hacia ello se dirige la huelga general convocada para el próximo 29 de septiembre.
Valladolid, 13 de julio de 2010