Finlandia lleva años sin cambiar de sistema educativo. El Estado financia completamente una enseñanza de calidad. Los currículos establecidos son claros, concretos y prudentes. Los ritmos de aprendizaje son delicadamente adecuados a la edad de los estudiantes. Los problemas de aprendizaje son detectados y remediados desde un principio. El objetivo: no dejar atrás a ningún alumno. Por lo tanto, el fracaso escolar en Finlandia es una rareza.
El crecimiento de los precios tiene un efecto muy desfavorable, ya que reduce la capacidad de competir de los bienes y servicios españoles y, por tanto, en una restricción clara de las posibilidades de crear empleo. Además, perjudica a todas aquellas personas que no tienen ingresos (desempleados) y quienes tienen su renta congelada o la han visto disminuida (pensionistas, empleados públicos y parte de los trabajadores del sector privado).