La Federación de Enseñanza de CCOO de CyL considera que el acceso casi ilimitado a la información ha hecho que sea necesario avanzar en formas de enseñanza que vayan más allá de la mera transmisión de conocimientos. La escuela debe ahora priorizar la formación del alumnado para que entienda, estructure y discrimine un mar de datos casi infinitos. Además, la crisis del modelo económico español, hace necesario, que para salir de la depresión, se prioricen los sectores económicos basados en el conocimiento.
En consecuencia, la introducción masiva de ordenadores en las aulas puede suponer un apoyo a los necesarios cambios del sistema educativo. Sobre todo si, como proponía la web 2.0, la utilización de la tecnología se hace desde una perspectiva en la que los niños y las niñas pasan de consumidores de la información producida por otros, a protagonistas de su proceso de aprendizaje, lo que a su vez, implicaría un cambio sustancial de metodologías y formación del profesorado, con atención personalizada a grupos más pequeños y trabajo cooperativo.
Sin embargo la distancia entre las loables intenciones iniciales del proyecto y el procedimiento concreto con el que se va a poner en marcha dicho plan en CyL, son abismales:
Si ya recelábamos de que la digitalización consistiese únicamente en pasar los libros de texto al ordenador, en cambiar la pizarra de toda la vida por la pizarra digital y el lapicero por el ordenador, lo aprobado supera las peores expectativas, ya que entrega al alumnado ordenadores vacíos, como bibliotecas sin libros. Los estudiantes que reciban los ordenadores tendrán enfrente, además, a un profesorado que no tiene formación específica, y cuyos conocimientos dependerán únicamente de su afición por la informática. A eso se une que estas alturas se sigue sin saber cómo se van a mantener unas máquinas que, por definición, crean frecuentes problemas técnicos y cuyo mantenimiento se fía al control remoto. Para colmo, no habrá ordenadores para todos los alumnos y las alumnas de un determinado grupo, pero tampoco para el profesor, que tendrá que buscar materiales didácticos, aprender a manejar las dinámicas de una clase completamente diferente a la habitual, y además organizarse para resolver las incidencias técnicas que se presenten.
Dicho todo lo cual, y teniendo en cuenta, también, que la Administración regional ha decidido pagar la digitalización de la enseñanza privada, con lo que cobre al alumnado por la conexión a Internet y el mantenimiento remoto del aparato (de hecho los operadores de telefonía están diseñando tarifas de Internet para escolares, de las que quedarían excluidas las zonas rurales por no ser rentables), parece claro que los mini portátiles no van a constituir un instrumento generalizado para el uso en el aula, un material didáctico como podía ser el propio libro de texto, sino que el programa va a suponer, en primer lugar, un regalo para los fabricantes de hardware y software (ya que se ha obviado las experiencias educativas que varias comunidades autónomas estaban haciendo con software libre), además de una subvención para su utilización recreativa, de la que quedarán excluidos quienes no puedan pagarla. El plan supondrá, por último, una cara operación de imagen de nuestra Administración regional en la que los beneficios para el sistema educativo, si los hubiera, no van guardar proporción con la cantidad de recursos económicos gastados, mientras que haber dotado a los centros y no a los individuos (excusa esta que sirve para destinar más recursos a los centros concertados) habría sido mucho más eficaz y más barato.
Parece, pues, en resumen, que la Junta se ha propuesto vender la imagen de un alumnado digital, cuando tenemos una escuela infradotada en profesorado, recursos educativos, formación y metodologías.
César Arenas Vázquez .Tf: 616719315
Responsable de Política educativa de la Federación de Enseñanza de CCOO de CyL
