No hemos apagado aún los fuegos causados por la aplicación del RD 20/2011 de medidas urgentes en materia presupuestaria (que prácticamente hace imposible la contratación en las universidades, cercenando las posibilidades de promoción y condenando al paro a una generación de profesores e investigadores en formación), por los recortes derivados de los presupuestos autonómicos (que ahogan un poco más a las universidades) o por las propias universidades (que descargan sus problemas sobre sus propios trabajadores), cuando el nuevo gobierno prende un nuevo foco aprobando en Consejo de Ministros el RD 3/2012 de reforma del mercado laboral.

