El Ministerio de Educación presentó la semana pasada el estudio de la OCDE "Education at a glance", sobre el que, deliberadamente, resaltó algunos datos y olvidó otros, como que el aumento en las tasas de graduación (de 8 puntos con respecto al informe del año anterior) no es resultado de una política educativa de mejora concreta, sino, fundamentalmente, fruto del retorno y el mantenimiento en el sistema de los jóvenes que actualmente no tienen expectativas laborales.
El Ministerio de Educación presentó la semana pasada el estudio de la OCDE “Education at a glance”, sobre el que, deliberadamente, resaltó algunos datos y olvidó otros, como que el aumento en las tasas de graduación (de 8 puntos con respecto al informe del año anterior) no es resultado de una política educativa de mejora concreta, sino, fundamentalmente, fruto del retorno y el mantenimiento en el sistema de los jóvenes que actualmente no tienen expectativas laborales.
El informe de la OCDE subraya que España sigue sin resolver el gravísimo problema del nivel de cualificación de la población activa: frente al 48% de la UE, nuestro país tiene solo un 22% (menos de la mitad) de población con un nivel medio de cualificación, y de ese 22% solo un 8,4% corresponde a estudios de FP de Grado Medio, frente al 33,5% de la OCDE.
En el horizonte del año 2020, el 50% de los puestos de trabajo deberían corresponder a niveles medios de cualificación, lo que implicaría que un amplio porcentaje de estudiantes deberían cursar Formación Profesional de Grado Medio. Sin embargo, y a pesar de las elevadas tasas de desempleo juvenil, la ampliación del número de plazas de FP de Grado Medio, cuya actual oferta deja en la calle a miles de aspirantes cada año, no es una prioridad para el Ministerio.
A cambio nos proponen medidas perversas e inútiles; algunas contenidas en un proyecto de ley que estigmatiza de nuevo la FP, lo que provocará todavía un menor acceso o demanda por parte de alumnos/as, agravando aun más el problema y, otras, engendradas al calor del “éxito” de experiencias válidas en algunos países, como la “FP Dual”, pero de proyección real muy escasa en un sistema productivo como el nuestro.
Por otro lado, el Gobierno destacó que el gasto anual por alumno en España se acerca a la media de la OCDE y es superior, incluso, en la Educación Secundaria. Olvidó añadir que estas cifras se deben a que el tamaño de la población en edad escolar es menor en España. Nuestro país tiene una menor proporción de jóvenes de 5 a 19 años que otros países de la OCDE. También influye el hecho de que los alumnos españoles tienen más horas obligatorias que los demás, lo cual encarece el gasto por estudiante.
Otras omisiones importantes son las relacionadas con la movilidad de los estudiantes, indicador que desaparece del resumen del estudio en español, muy probablemente por los nefastos efectos de los recortes en estos programas (becas).
Por último, cabe destacar que los datos relativos a los salarios y el tiempo de trabajo del profesorado son inversamente proporcionales. Los porcentajes reflejan una disminución de los salarios de los profesores como resultado de la política de recortes en la educación. A pesar de que las cifras muestran que el profesorado pasa menos días y semanas en el centro docente, el tiempo neto en horas de enseñanza es más alto.
