La Consejería de Educación acaba de sacar la Orden EDU/87/2013, de 19 de febrero, por la que los libros de texto, que los departamentos fijen como obligatorios, se deben de mantener un mínimo de cuatro años. Desde la FECCOOCYL la medida nos parece una nueva cortina de humo que intenta disimular, una vez más, su política de recortes. En primer lugar, porque la Orden sólo confirma la situación que ya teníamos en cursos anteriores. Además, en caso de producirse una modificación de asignaturas y del currículo de las mismas, al entrar en vigor la LOMCE, según el Ministerio el curso 2014/2015, los centros educativos se verían obligados a cambiar los libros de textos vigentes.
Hay que tener en cuenta, además, que la Consejería de Educación puso en marcha en septiembre el Programa Experimental de Reutilización Escolar de Libros de Texto en la Enseñanza Obligatoria (RELEO) pero circunscrito a un pequeño grupo de centros educativos públicos, haciendo oídos sordos a una propuesta de gratuidad de los libros de texto para las familias, basado en un sistema de préstamo generalizado por centros, que suponía un doble ahorro, gratis para las familias y menor coste para la Junta de Castilla y León, puesto que la propuesta implicaba gastar únicamente dos tercios de los alrededor de 6 millones de euros al año, que la Junta de Castilla y León concedió en ayudas para libros el curso pasado, pudiéndose haber aplicado, además, dicha medida de forma escalonada,
De esta manera las familias seguirán pagando entre 250 y 350 euros por alumno, al año, y la Junta unas ayudas de entre 50 y 100 euros (bien es verdad que todavía no ha hecho efectivas las ayudas comprometidas para este curso) y todo ello no favorecerá a los ciudadanos, ni como usuarios ni como contribuyentes, sino únicamente a las empresas de las editoriales.
