El derecho a una vivienda digna sigue siendo un derecho más teórico que real. Aunque el precio de la vivienda alcanzó su máximo histórico en 2006 y 2007 cuando se situó en 7,6 veces la renta bruta por hogar para hacer frente a la compra de una vivienda media, en la actualidad el esfuerzo económico sigue siendo inaceptable: 6,4 veces la renta por hogar, muy por encima del que existía antes de la burbuja: de 1995 a 1999 solo era necesario de 3,6 a 3,9 veces la renta bruta por hogar para poder pagar una vivienda media.
Tampoco ayudan las primeras medidas aprobadas por el Gobierno de Rajoy (eliminar la Renta Básica de Emancipación y recuperar la deducción fiscal por compra de vivienda), porque dificultan aún más la emancipación de los jóvenes y vuelven con la "ayuda al ladrillo", en lugar de incentivar una política clara de acceso al alquiler.
