El modelo denominado ‘ESO Rural’ por el que se cursa 1º y 2º de ESO en colegios rurales, se implantó como medida provisional tras la aplicación de la LOGSE, aprobada en 1990, para evitar que los adolescentes salieran de sus pueblos antes de los 14 años, edad en la que anteriormente se terminaba la EGB (en los colegios). Muchos pueblos se resistieron a este cambio y, tras movilizarse, lograron que el primer ciclo de la ESO se impartiera en 157 colegios del medio rural.
La Administración regional eliminó el año pasado las unidades con menos de 10 alumnos y el director general de Política Educativa Escolar de la Junta de Castilla y León, Fernando Sánchez-Pascuala, ha confirmado que ninguno de los 19 colegios de Infantil y Primaria de la Comunidad que mantienen esta enseñanza en Castilla y León impartirá, el próximo curso, el primer ciclo de la ESO.
Este anuncio ha provocado fuertes protestas en las localidades afectadas que exigen el mantenimiento y mejora del Primer Ciclo de la ESO en CEIPs y CRAs.
Para la Federación de Enseñanza de CCOO de Castilla y León, muchas de las unidades de ESO rural, todavía existente, pueden transformarse en Institutos de ESO, sobre todo cuando tienen más alumnado por aula que algunas unidades concertadas en el medio urbano. Dicha medida, que no tiene por qué suponer un elevado sobrecoste económico, permitiría, además de evitar largas horas de transporte escolar innecesario, que el alumnado reciba hasta los 16 años, las horas lectivas que determina el currículo vigente, en las instalaciones propias de un centro de Secundaria, como laboratorios, y con profesorado especialista en las distintas materias. Contribuiría además a forjar una conciencia de comarca y colectividad necesaria para el desarrollo rural.
