Con la norma se consolida una política de ayudas perversa que el Gobierno del PP inició el verano de 2012 y concretó el pasado curso escolar, y que la Federación de Enseñanza de CCOO recurrió ante el Tribunal Supremo por entender que era discriminatorio.
La Federación de Enseñanza de CCOO denuncia que el borrador para el próximo curso que hemos conocido recientemente persiste en un sistema que, al exigir mayor rendimiento a quienes carecen de medios económicos, e imponer criterios de acceso diferenciados, compromete la igualdad de oportunidades en el acceso a la enseñanza, desvirtuando por completo la función de la beca o la ayuda, que no es otra que la de eliminar cualquier obstáculo social y/o económico que impida el derecho de todos y todas a la educación.
Tras el primer año de aplicación, no solo han disminuido notablemente las cuantías que se perciben, sino que la pésima gestión vinculada a los nuevos requisitos y condiciones ha provocado que, a escasos días de la publicación de la nueva convocatoria, haya todavía multitud de beneficiarios/as que no han podido acceder a la percepción a la que tienen derecho. La situación es verdaderamente dramática, pues muchas de estas personas, al no poder afrontar con sus recursos propios los gastos que debería cubrir total o parcialmente la beca no recibida, han tenido que optar por abandonar sus estudios. Según el borrador, los alumnos están obligados a “destinar la beca o ayuda a la finalidad para la que se concede”, pero en realidad muchas de estas cuantías deberán pagar los intereses bancarios de los préstamos que han tenido que pedir mientras esperaban percibir la ayuda.
Especialmente grave es la situación de los/las becados/as -hasta un 10%- que, al no haber podido aprobar al menos la mitad de los créditos, además de perder el derecho a recibirla, deben reintegrar el importe de su beca cuando no disponen de recursos para hacerlo. La única medida al respecto que el proyecto contempla es la de rebajar al 40% -antes el 50%- los créditos que deben aprobarse para no tener que devolver la ayuda en las Ingenierías, Arquitectura y los grados de Ciencias. Se trata de una medida de impacto mínimo si se tiene en cuenta, por ejemplo, que en disciplinas como las Ciencias o las Matemáticas, la media de créditos superados en el primer curso es del 38,8% y del 32,5%, respectivamente.
El actual proyecto mantiene sin cambios el cálculo de la parte variable y, por tanto, se cronifica la incertidumbre que se genera sobre la cantidad que se va a recibir. Además de estar vinculado al rendimiento académico, dicho cálculo está condicionado por múltiples factores que no se pueden conocer de antemano. Los becarios y becarias no tienen manera de saber si la cantidad que finalmente se les otorgará es la que efectivamente tienen derecho a percibir, pues sin la oportuna publicidad de los datos (el importe total a distribuir o el número de perceptores, por ejemplo) no hay manera de comprobar si las asignaciones se han hecho correctamente.
Por otro lado, el borrador elimina la posibilidad de ser beneficiario de una beca cuando el/la alumno/a se matricula solo de las asignaturas que le queden para terminar, en el caso de las enseñanzas no universitarias: Bachillerato, Formación Profesional, Enseñanzas Artísticas, Deportivas y de Idiomas. El proyecto actual exige para ser becario matricularse del curso completo o, al menos, de la mitad de las asignaturas -no en el caso de la modalidad a distancia, nocturna o de adultos-. Esta novedad limita claramente las opciones de beca a aquellos alumnos que tarden más en terminar sus estudios.
Si bien es cierto que, tras el cambio en el sistema de becas, la nota media de los becados se ha elevado seis décimas (de un 6,8 a un 7,4), esto es debido, fundamentalmente, al aumento de la nota mínima necesaria para obtener la beca, lo que ha dejado fuera del cómputo a los potenciales beneficiarios que se han quedado sin posibilidades de obtenerla al incumplir esas exigencias.
CCOO exige al Ministerio que adopte las medidas necesarias para paliar la situación de extrema gravedad en la que se encuentran algunos becarios/as como resultado de la implementación del nuevo sistema. Asimismo, insta al Gobierno a elaborar anualmente, a través del Observatorio Universitario de Becas, Ayudas al Estudio y Rendimiento Académico, una memoria de impacto detallada que permita realizar un seguimiento y control adecuados sobre las becas en nuestro sistema educativo.
